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Los movimientos en el campo

Durante abril y mayo todavía no estaba determinada la forma que iba a adquirir todo el proceso. Varias fuerzas sociales se agitaban al interior del movimiento campesino. Dos cuestiones centrales impulsaban las acciones de sus sectores más oprimidos. Por un lado, el problema del arrendamiento, por el otro, el trabajo asalariado. Las características del atraso en el suelo ruso, combinaban estos problemas con la lucha por eliminar todos los resabios feudales del campo. Luego de febrero el problema del arrendamiento fue vital, también tuvo peso -en segundo lugar- la situación de los obreros agrícolas cuestión que los enfrentaba no sólo a los nobles propietarios sino también a los campesinos ricos que utilizaban mano de obra para sus trabajos. Por eso en abril Lenin opinaba que era necesario organizar en forma independiente, a través de soviets especiales de obreros agrícolas y de los campesinos más pobres, de los sectores más oprimidos del campo. Lenin opinaba que si avanzaba la reforma agraria, luego de finalizada, ésta daría lugar a una lucha entre las distintas fracciones del agro, y que los obreros debían ganarse a sus aliados naturales entre las fracciones más oprimidas del campo.

Pero como explica Trotsky: “desde que se abrió la posibilidad de llevar las cosas hasta el fin, es decir, de apoderarse de las tierras e instalarse en ellas, el campesino pobre ya no se interesó en los arrendamientos y el sindicato comenzó a perder su fuerza de atracción sobre los obreros agrícolas. Fueron precisamente estos últimos y los campesinos pobres quienes, al unirse al movimiento general infundieron a la guerra campesina su carácter más resuelto e irreductible.”

Si durante los primeros meses de la revolución, los kulaks tomaban la dirección de las incursiones pacíficas y de las demandas al gobierno, a partir del verano ruso serán los sectores más rezagados los que imponen la impronta en este proceso.

Ilustración: Ciciro

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