Informe de un corresponsal, cinco días de huelgas derribaron más de tres siglos de poder de la dinastía Romanov
Estamos informando desde las afueras del legendario Palacio de Táurida, en la capital rusa de Petrogrado, un día frío de febrero pero caluroso en acontecimientos. La revolución ha triunfado, obreros y soldados dominan la ciudad.
Esta mañana, en las puertas de las fábricas, los obreros definieron continuar la huelga y marcharon hasta el centro de la ciudad donde tomaron el control del Palacio de Táurida, sede de la Duma de Estado desde su creación en 1905.
Durante la tarde se registraron rebeliones de soldados en varios regimientos, los primeros fueron los soldados de Volinski quienes luego fueron en búsqueda de sumar a los regimientos de Lituania y Preibrajenski.
¡Los soldados se pasan a nuestro lado con las armas en la mano! grita un obrero.
Juntos, los obreros y soldados se apoderaron de comisarías, desarmaron a todos los jefes de policía, liberaron a los obreros detenidos y a los presos políticos encerrados en las cárceles y destruyeron los destacamentos gubernamentales de la ciudad.
Mientras, crecen los rumores de que empiezan las huelgas en la ciudad de Moscú, se conforma el Soviet de delegados obreros, campesinos y soldados de Petrogrado, quienes proclamaron al nuevo Gobierno Provisional como el gobierno de la revolución.
Estamos ante un día histórico para Rusia, cinco días de huelgas, enfrentamientos armados en las calles de la capital y levantamientos de regimientos, bastaron para derribar más de tres siglos de poderío zarista en manos de la dinastía Romanov.
