Gobierno Provisional

El gobierno intenta sacar la guarnición de Petrogrado

Ordena que vaya al frente pero los soldados no están dispuestos.

El licenciamiento de la guarnición de Petrogrado era tanto más inaplazable cuanto que el próximo Congreso de los soviets había de llevar hasta sus últimas consecuencias la lucha por el poder.

Riech, prensa de burguesa de los Kadetes, sostiene que no puede otorgarse a los bolcheviques la posibilidad de "elegir el momento para declarar la guerra civil".

Para allanar el camino, el Estado Mayor dio la orden de modificar la composición de los regimientos de Petrogrado para mandarlos al frente.

Para los soldados ir al frente en pleno otoño para afrontar una nueva campaña de invierno es una idea que conciben. La prensa patriótica comenzó a atacar inmediatamente a la guarnición: los regimientos de Petrogrado, embotados por el exceso de grasa de la inacción, traicionan de nuevo al frente. Los obreros salieron en defensa de los soldados. Los de Putilov fueron los primeros que protestaron contra el envío de los regimientos. La cuestión figuraba ya constantemente en el orden del día, no sólo en los cuarteles, sino en las mismas fábricas. Esto acercó estrechamente a las dos secciones del Soviet. Los regimientos empezaron a apoyar con particular ardor la demanda de que se armara a los obreros.

Finalmente con la intención de reanimar el patriotismo de las masas con la amenaza de la pérdida de Petrogrado, el 21 de octubre se presentó al Soviet la proposición de crear un "Comité de defensa revolucionaria" que tuviera como fin participar obreros.

El Soviet, al mismo tiempo que se negaba a echar sobres sí la responsabilidad "de la pretendida estrategia del gobierno provisional y, en particular de la retirada de tropas de Petrogrado", no se apresuraba a pronunciarse sobre la orden dada, sino que decidía estudiar los motivos y fundamentos de la misma.

Con gran asombro de los conciliadores, los bolcheviques aceptaron la idea del Comité de defensa: precisamente ese Comité era el que había de concentrar en sus manos todos los datos relativos a la defensa de la capital. Con ello se daba un paso importante. El Soviet, al arrancar esa peligrosa arma de las manos del adversario, se reservaba la posibilidad, según fueran las circunstancias, de orientar la resolución relativa a la retirada de los regimientos en un sentido o en otro, aunque, de todas maneras, contra el gobierno y los conciliadores.

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