"Somos 30 mil obreros en Viborg pero solo tenemos 200 revólveres incautados a la policía, mientras los fusiles del Zar son miles"
En el barrio de Viborg, ahora bajo total control de los trabajadores, un mítin de obreros discute cómo seguir:
Debemos defender el barrio y esperar tras las barricadas. El Zar estará obligado a ceder. Dijo el único médico presente.
Un obrero bolchevique se exasperó:
¡¡Camaradas!! Todavía están frescas las heridas de 1905 y parece que ya nos hemos olvidado. Creíamos que con una manifestación pacífica podíamos obtener algo y solo recibimos pólvora y cientos de cadáveres. La única manera de evitar una nueva masacre es derrotando a las fuerzas del Zar. Ya no existen soluciones intermedias. Ahora mismo, somos 30 mil obreros en Viborg pero solo contamos con 200 revólveres incautados a los policías; mientras los fusiles del Zar se cuentan por miles. La única manera de no terminar muertos es tomando los cuarteles militares y apoderándonos de las armas. ¡Debemos prepararnos para vencer sin esperar ningún favor del enemigo!
Miles de aplausos y gritos resonaron en las calles. El debate estaba zanjado.
