Personajes

Rosa escribe sobre la revolución

La revolucionaria polaca-alemana Rosa Luxemburg escribe este texto sobre los sucesos de la revolución rusa en abril de 1917

La Revolución en Rusia

Aunque la guerra lo pospuso durante algunos años, no pudo que evitar aquello que ya era perceptible antes de su estallido se aproximara: el resurgimiento de la revolución. El proletariado ruso, que ya desde 1911 había superado el lastre oneroso del período contrarrevolucionario y que año tras año, cada vez más, había retomado la bandera revolucionaria de 1905 en las huelgas económicas y políticas, así como en las manifestaciones de masas. Solo durante dos años y medio el proletariado ruso estuvo desorganizado por la guerra imperialista, amordazado por la dictadura militar, influido por el nacionalismo. De nuevo se puso de pie para liberarse del yugo del absolutismo y obligó a la burguesía rusa, por el momento, a marchar hacia adelante.

Si hoy la revolución en Rusia ha triunfado tan rápidamente en pocos días, se debe pura y exclusivamente al hecho de que es, precisamente en su esencia histórica, solo la continuación de la Gran Revolución de 1905-1907. La contrarrevolución solo pudo asentarse por un corto período de tiempo, pero el trabajo no resuelto de la Revolución exigía imperiosamente su solución, y la energía inagotable del proletariado ruso ardió incluso ahora, bajo las circunstancias más difíciles. Fueron los frescos recuerdos de los años 1905/1906, del rol parcialmente ilimitado del proletariado como caudillo político en Rusia, de sus avances impetuosos, de su programa revolucionario extremo, lo que en la actualidad ha llevado a la burguesía rusa a decidirse tan increíblemente rápido por ubicarse a la cabeza del movimiento. Era el temor de desarrollo desenfrenado de la revolución popular, que le mostró su cabeza de Medusa (1) al dominio burgués de clase en los años 1905-1907, lo que llevó prontamente a los Rodzianko, los Miliukov y los Guchkov a ubicarse del lado de la revolución, y al mismo tiempo a representar un programa liberal decidido. Este es un intento de la burguesía rusa más perspicaz de los últimos diez años de adueñarse del movimiento popular para canalizar sus tareas políticas según las formas liberales burguesas y para desactivar sus tendencias democráticas y sociales extremas.

Esto demuestra en todo caso – a pesar de todos los sabihondos, de todos los consejos de prudencia y de la pusilanimidad de los pesimistas- que la obra de la revolución de 1905 no se ha perdido, que los sacrificios que entonces demandó no han sido en vano, que la naturaleza revolucionaria audaz de las exigencias que corporizó la clase obrera socialista, probablemente representaron una política muy “práctica”. El actual coraje y energía de la burguesía liberal rusa no son más que un pálido reflejo de las conflagraciones que ocurrieron de 1905 a 1907. La misma muestra del poder del proletariado, que poco tiempo después arrojó [a la burguesía] en brazos de la contrarrevolución, la llevó hoy desde el primer momento a ubicarse a la cabeza del movimiento, nada más que para evitar que se repita esa misma demostración de poder.

La revolución en Rusia hoy en día ha triunfado en sus primeros pasos sobre el absolutismo burocrático. Pero esta victoria no es el final, sino solo un débil comienzo. Por un lado, el movimiento retrógrado de la burguesía, más tarde o más temprano, debe dar paso, desde su actual posición de un liberalismo resuelto, a la lógica inevitable de su carácter reaccionario general y de su antagonismo de clase frente al proletariado. Por otro lado, una vez despertada la energía revolucionaria del proletariado ruso, la misma lógica histórica inevitable debe llevarlo por el camino de una acción democrática y social radical, volviendo al programa de 1905: la República Democrática, la jornada laboral de ocho horas, la expropiación de las grandes propiedades, etc. Sin embargo, por encima de todo, al proletariado socialista de Rusia se le presenta la tarea más urgente, que está vinculada inseparablemente a todas los demás: ¡poner fin a la guerra imperialista!

Aquí el programa del proletariado revolucionario ruso se convierte en el más agudo contraste con la burguesía imperialista rusa, que fantasea con Constantinopla y que obtienen ganancias gracias a la guerra. La acción por la paz se puede implementar simplemente en Rusia, como en todas partes, de una sola forma: como una lucha de clases revolucionaria contra la propia burguesía, como la lucha por el poder político del Estado.

Estas son las perspectivas inevitables del desarrollo a largo plazo de la Revolución Rusa. Lejos de haber terminado su trabajo, solo hemos visto un breve prólogo, al que le seguirán una poderosa lucha de clases por la paz y por el programa radical del proletariado.

Al gran drama histórico del Neva (2) no le falta su sátira en el Spree (3). Si nuestra memoria no nos engaña, la consigna del 4 de agosto de 1914 era la liberación de Rusia del despotismo zarista. Este fue supuestamente el noble objetivo de la masacre, y para llevar a cabo este “viejo programa de de Marx y Engels”, los hombres de la bancada parlamentaria socialdemócrata decidieron apoyar la guerra.

Y ahora… ¿dónde están los festejos por haber alcanzado la meta del esfuerzo de guerra alemán? ¿Dónde está el tono triunfalista de la prensa del gobierno: “¡lo hemos logrado, hurra!”? Los “libertadores” alemanes miran a la obra de la Revolución Rusa como caniches mojados. Ni siquiera pueden fingir una mueca decente, aparentar tener “buen semblante” a pesar de haber hecho una mala jugada. La comedia de los primeros meses de la guerra, esa puesta en escena por parte de los socialdemócratas alemanes con el propósito de tomarles el pelo a las masas populares ha caído en el olvido hasta tal punto, que los actores ya ni siquiera tratan de disimular su mal humor y solo se cubren los rostros con sus mascarillas por la mitad.

El temor lívido ante la posibilidad de que Rusia se fortalezca reparándose internamente; el miedo ante la comparación evidente y despectiva entre la Rusia que se liberó a sí misma por medio de la revolución y la “Polonia independiente” que fue liberada por los “puños alemanes”; el temor de todos de que el mal ejemplo de Rusia estropee las buenas costumbres del proletariado alemán, parece ser un gran inconveniente en todas partes. Y una luminaria del liberalismo alemán, en el periódico liberal de Mosse (4), busca demostrar, de forma reconfortante y tranquilizadora, que la famosa “liberación de Rusia”, que era el noble objetivo de la guerra, en realidad estalló en pedazos debido a las dificultades internas y naufragó en la anarquía.
Pero el proletariado alemán se enfrenta a una cuestión de honor y ante un momento decisivo ante los acontecimientos en Rusia.

Mientras en todos los países beligerantes predomine el silencio de los cementerios y de la obediencia, la inacción del proletariado es una responsabilidad solidaria internacional, una desgracia común para todos los bandos, aunque no todos compartan el mismo grado de culpa. Sin embargo, una vez que en Rusia el proletariado ha quebrado la “paz civil” a través de una revolución abierta, le falta el apoyo del proletariado alemán, ya que este sigue apoyando la guerra en silencio y ahora está directamente en la retaguardia. Ahora las fuerzas alemanas que combaten en el frente oriental ya no pelean contra el “zarismo”, sino contra la revolución. Y tan pronto como el proletariado ruso se desenvuelva en la lucha por la paz –algo que, sin duda, ya ha comenzado a hacer y se verá cada día más- la persistencia del proletariado alemán en ser carne de cañón obediente se transformará en traición abierta hacia nuestros hermanos rusos.
“En Rusia ya sonó el primer disparo”. Rusia se liberó. ¿Cuándo se liberará Alemania de la dictadura militar, de la reacción prusiana y de la masacre imperialista?

Fuente: "Die Revolution in Rußland", Spartacus, N°. 4 Abril de 1917. Archivo Rosa Luxemburg. Traducido del alemán por Guillermo Iturbide.

(1) La Medusa era un monstruo de la mitología griega que tenía la capacidad de transformar en piedra a aquellos a quienes miraba fijamente. Perseo le cortó la cabeza y la usó como arma, reteniendo su capacidad mágica.
(2) Río que cruza Petrogrado.
(3) Río que cruza Berlín.
(4) Rudolf Mosse (1843-1920): Empresario editorial alemán, de tendencia monárquica y liberal-conservadora.

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