Habla uno de los cosacos que custodiaban la plaza
Hoy, por primera vez desde 1905, una gran manifestación se hizo presente en el centro político del país. La sorpresa fue que la muchedumbre solo tuvo que caminar entre la patas de los caballos cosacos, sin resistencia ni trifulca.
Ante la incomodidad e incertidumbre que reinaba entre los trabajadores por haber pasado como si nada entre hombres que debían reprimir el movimiento, decidimos acercarnos y entrevistar a uno de los cosacos apostados en la calle.
-¿Cómo puede ser que hayan desobedecido a sus generales y aun estén aquí parados?
No desobedecimos. Nos ordenaron que nos alineáramos en la calle y lo hicimos. Solo espero que esto termine pronto y volver con mi familia.
Acto seguido me guiñó un ojo y, dándome claras señales de que la entrevista había terminado, se puso a hablar con un compañero suyo.
