Epoca

Para Muralov "el único que no ha perdido la cabeza es Trotsky"

A cien años de la revolución rusa, la memoria prodigiosa de León Trotsky nos acerca una serie de anécdotas, algunas bellas otras trágicas, que enriquecen aun más, la gran gesta de la clase obrera rusa y de las figuras más destacadas que allí intervinieron.

En el palacio de Taurida nos proclamaron contrarrevolucionarios, lo que, en realidad, nos dejaban fuera de la ley.
La dirección del partido dejaba bastante que desear. Faltaba Lenin. El grupo de Kamenev empezaba a levantar la cabeza. Muchos de los dirigentes-y entre ellos Stalin-se quedaron quietos, por fuera de los acontecimientos, esperando poder manifestar su sabiduría en otra ocasión. La fracción bolchevique de comité Ejecutivo Central se sentía huérfana en el palacio de Taurida. Me envió a preguntar una delegación si no haría un informe de la nueva situación, aunque todavía yo no era miembro del partido: el acto que debía consagrar formalmente nuestra unión había sido diferido hasta el congreso que estaba a punto de celebrarse (...).

Fuera de Lenin, ausente del movimiento-decía Muralov-, el único que no ha perdido la cabeza es Trotsky.
Si escribiera estas memorias en otras condiciones-es dudoso, por otra parte que hubiese podido escribirlas en otras condiciones-me sentiría molesto al relatar muchas de las cosas que cuando en estas páginas. Pero no puedo ignorar esta gran falsificación del pasado, bien organizada, que es una de las principales preocupaciones de los epígonos. Mis amigos están encarcelados o deportados. Estoy obligado a contar cosas de mí mismo que en otras condiciones nunca habría contado. Para mi, no se trata solamente de la verdad histórica; se trata de una lucha política que aun continúa (...).

Libro "Mi Vida" Intento autobiográfico, capítulo "De julio a octubre" (León Trotsky)

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