Lenin 15 años antes de la revolución ya postulaba el derecho de todas las naciones oprimidas a separarse del Imperio de los zares.
El imperio ruso que gobernaba Nicolás II, estaba compuesto por más de la mitad de la población de las más diversas nacionalidades.
Este particular escenario hizo que la cuestión nacional fuera clave en el desarrollo de la revolución. El gran número de naciones bastardeadas en sus derechos y la gravedad de su situación jurídica daban una fuerza explosiva enorme.
Si bien el poder surgido de la Revolución de Febrero no podía continuar la humillación que propinaba el zarismo, sólo pretendían limitarse a la abolición de las leyes de excepción contra las diversas naciones. O sea establecer una igualdad aparente entre los diversos sectores de la población frente a la burocracia del Estado gran ruso.
Eso sucedía en el caso de los Fineses, quienes no buscaban la igualdad de derechos civiles, no querían igualdad con los rusos, sino su independencia.
Por su parte, Lenin 15 años antes de la revolución ya postulaba el derecho de todas las naciones oprimidas a separarse del Imperio de los zares, defendido su postura incluso contra la gran dirigente alemana Rosa Luxemburgo.
El Gobierno Provisional vivió momentos de tensión con los finlandeses, que apoyaron a los bolcheviques en el momento de la revolución de octubre.
A diferencia del Gobierno Provisional, la República Soviética, proclamó el derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos y la libertad para constituirse en estados independientes.
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