La Revolución rusa brindó a las mujeres mucho más que cualquier democracia capitalista.
"Durante dos años, el poder soviético, en uno de los países más atrasados de Europa, ha hecho más por la emancipación de la mujer, de lo que hicieron durante ciento treinta años todas las repúblicas “democráticas” adelantadas e ilustradas del mundo tomadas en conjunto.” V.I. Lenin (1919).
El Código soviético de 1918 era la legislación familiar más progresiva que se había aprobado en el mundo. Creó igualdad para las mujeres ante la ley, legalizó el divorcio y liquidó siglos de privilegios masculinos al otorgar iguales derechos a los hijos nacidos fuera de un matrimonio registrado.
En 1919, las militantes bolcheviques crearon el Zhenotdel, para realizar un trabajo con las trabajadoras y campesinas. Desde 1920, se legalizó el aborto y se despenalizó la homosexualidad.
El Estado soviético creó un sistema de guarderías, comedores públicos y casas cuna, para socializar el trabajo doméstico y liberar a las mujeres de la “esclavitud del hogar”. El objetivo de los revolucionarios era crear una legislación transitoria, no para fortalecer la familia y el Estado, sino para colaborar con su “extinción”. Fue un período de gran experimentación y debates sobre la “unión libre”, la emancipación de la mujer y el comunismo.
El gobierno de los soviets permitió a las mujeres participar de forma directa en la vida política, siendo electas como delegadas. Alexandra Kollontai fue electa para el Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado, y después de la toma del poder es nombrada Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública, un cargo de nivel ministerial, la primera mujer con un cargo ejecutivo de este nivel en la historia.
La toma del poder por los soviets, la expropiación de la burguesía y la entrega de la tierra a los campesinos permitió conquistas materiales sin parangón para millones de obreras y campesinas.
La consolidación del estalinismo en los años 30 implicó un retroceso sin igual en todas estas conquistas y el avance de una ideología reaccionaria que colocaba a la mujer como “guardiana del hogar”.
Ilustración:
"Chto dala Oktiabr’skaia revoliutsiia rabotnitse i krest’ianke" (Lo que la Revolución de octubre les dio a obreras y campesinas), representa a una mujer vistiendo el delantal del herrero, con un martillo en la mano y una hoz a sus pies. Con su mano derecha señala unos edificios con carteles que dicen "Casa cuna", "biblioteca", "club de mujeres trabajadoras", etc. Se imprimieron 25.000 copias de este afiche, una edicion importante.