Ejército

Fracasó el golpe de Kornílov

Tras la amenaza de la contrarrevolución, los obreros y soldados organizados a través de los soviet lograron frenar el golpe comandado por Kornílov

En diversos lugares donde se intentaba acabar con la revolución surgió una tenaz resistencia. En todas las estaciones importantes había soviets ferroviarios y militares. Los telegrafistas les tenían al corriente de todos los acontecimientos, de todos los movimientos de tropas. Esos mismos telegrafistas interceptaban las órdenes de Kornílov. Las informaciones desfavorables a los kornilovianos se hacían circular inmediatamente, con gran profusión, se pegaban en carteles en las paredes, pasaban de boca en boca. El maquinista, el guardagujas, el engrasador, se convertían en agitadores. En esta atmósfera avanzaban, o, lo que aún era peor, permanecían en el sitio, los trenes militares de Kornílov.

Cuando las tropas al mando de Krimov se dirigían a la capital, los ferroviarios se negaron a poner en marcha los trenes militares, con el pretexto de que no disponían de locomotoras. El Soviet de Luga había impreso la declaración del gobierno destituyendo a Kornílov, y este documento fue profusamente difundido entre las tropas expedicionarias. Finalmente Krimov exigió, con la amenaza de bayonetas, que las locomotoras estuvieran preparadas en media hora. Se suministraron las locomotoras pero no pudieron ser puestas en marcha, la vía fue levantada e interceptada por algunos días.

Para evitar la propaganda que desmoralizaba sus tropas, Krimov las trasladó, a algunos kilómetros de Luga. De cualquier manera los agitadores entraron en el pueblo: soldados, obreros, ferroviarios, no hubo manera de evitarlos, se metían por todas partes. Los cosacos empezaron incluso a asistir a los mítines. La división "salvaje" incluso fue una comisión musulmana con prestigiosos representantes que no pudieron ser detenidos.

Krimov, ante la situación sin salida en que se hallaba, hizo un absurdo intento de avance sobre Petrogrado, con sus ocho centenares de cosacos. Al tropezar, a pocos kilómetros de Luga, con las fuerzas que guardaban la línea, Krimov se volvió atrás sin intentar siquiera entablar combate.

Finalmente el Comité ejecutivo envió a todos los soviets la gozosa noticia de que las tropas de Kornílov se hallaban "en pleno estado de descomposición".

Las masas fueron dirigidas por los bolcheviques, y al mismo tiempo que luchan contra Kornílov, no mostraron confianza alguna en Kerenski. Se trataba de defender la revolución.

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