Ejército

El ministro de guerra se pronuncia por la paz

La situación en el frente se hace insostenible. Los soldados no quieren pelear y las trincheras se hacen inhabitables.

En una reunión privada con los jefes kadetes, cuya adhesión esperaba conseguir fácilmente el joven e ingenuo Ministro de Guerra, Verjovski describió el espectáculo que ofrecía el hundimiento material y espiritual del ejército: "Toda tentativa de continuar la guerra no puede hacer más que acelerar la catástrofe." Los kadetes no podían dejar de comprender estas razones; pero Miliukov, mientras los demás guardaban silencio, se encogió despectivamente de hombros: "la dignidad de Rusia", "la fidelidad a los aliados".

Luego, sin consultar con el gobierno ni advertirle, reconoció en la Comisión del Preparlamento la necesidad de pactar inmediatamente la paz, estuviesen o no conformes con ello los aliados. Todos aquellos que en las conversaciones privadas se habían mostrado de acuerdo con su punto de vista, se revolvieron furiosamente contra él. La prensa patriotera decía que el ministro de la Guerra había "saltado a la trasera del coche del compañero Trotsky". Como no podiá ser de otra manera se hicieron alusiones al oro alemán. Finalmente a Verjovski se le concedió una licencia.

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