Las operaciones fueron aplazadas pero la guerra continúa. Los soldados sólo están dispuestos a defender la revolución.
Si bien se definió postergar la ofensiva, la guerra sigue, y desde el Gobierno no parece que haya intenciones de terminar con el enfrentamiento.
Los Ministros están interesados en evaluar la situación en el frente de batalla, para definir una ofensiva sobre las filas alemanas, cuando las condiciones sean más favorables.
Oficiales de distintos sectores del ejército opinan sobre el ánimo de los soldados;
Valikov, Jefe de división de Granaderos informa
"Los soldados expresan de un modo inequívoco el parecer de que no debemos atacar, sino mantenernos a la defensiva."
El teniente Krilenko comenta que para los soldados, la guerra era tolerable sólo de una manera: "Mantener el frente, pero no atacar". Están dispuestos a defender la libertad pero no a avanzar sobre terreno bajo dominio Alemán.
El Jefe del batallón de zapadores, Trachenov hizo llegar su opinión al Ministro de Guerra "luego de la caída del Zar el ánimo cambió de una manera considerable entre los soldados, sin embargo cuando se desliza la idea de emprender la ofensiva, comienzan las preguntas". La defensa de la revolución la viven como propia, la anexión de unos estrechos como parte del plan de la burguesía imperialista, no parece generar mayores simpatías.
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