Soviet

El Congreso de los Soviet convoca a marchar la próxima semana

Luego de prohibir las manifestaciones por 3 días, el Congreso convoca a una para la semana siguiente.

Luego de lograr contener la manifestación, se reúnen el Comité ejecutivo, los miembros de la presidencia del Congreso, los dirigentes de las fracciones, unas cien personas en total.
Tsereteli exige furiosamente que se tomen medidas severas "Lo que ahora hacen los bolcheviques se sale ya de los límites de la propaganda ideológica, para convertirse en un complot... Que nos dispensen, pero ha llegado la hora de adoptar otros métodos de lucha. Hay que desarmar a los bolcheviques. No se pueden dejar en sus manos los abundantes recursos técnicos de que hasta ahora han dispuesto. No podemos dejar en sus manos las ametralladoras y las armas. No toleraremos ningún complot."
Sin embargo, por lo bajo algunos participantes comentaban que los bolcheviques no tiene depósito propio de armas, sino que se hallan en poder de los soldados y los obreros, mayormente alineados con los bolcheviques.

Kámenev se puso en pie y exclamó con una fuerza admirable: "Señor ministro, si no lanza usted sus palabras al viento, no tiene derecho a limitarse a amenazar. ¡Deténgame usted y sométame a proceso por conspirar contra la revolución!" Tras su firme intervención, los bolcheviques abandonaron la sala en señal de protesta. La tensión en la sala iba en aumento.

La resolución, que será sometida al Congreso el día siguiente tiene el carácter de una ley de excepción contra los bolcheviques, que no parece tenga consecuencias prácticas inmediatas.

Los bolcheviques enviaron una declaración al congreso «Después de la visita girada a las fábricas y a los regimientos por vuestros delegados no puede caber la menor duda de que si la manifestación no se ha celebrado no ha sido precisamente porque vosotros la hubieseis prohibido, sino porque nuestro partido la suspendió... La ficción del complot militar ha sido denunciada por un miembro del gobierno provisional para desarmar al proletariado de Petrogrado y disolver la guarnición de la capital... Aun dado el caso de que el poder del Estado pasara íntegramente a manos del Soviet -punto de vista que nosotros defendemos- y éste intentara poner trabas a nuestras campañas, esto nos obligaría, tal vez, no a someternos pasivamente, sino a aceptar la cárcel y cualesquiera otras sanciones en aras de la idea del socialismo internacional que nos separa de vosotros.»

En la misma sesión del Congreso de los soviets, en que se llevaba adelante del proceso contra los bolcheviques, el representante del menchevismo propuso, cuando menos se esperaba, que para el próximo domingo, 1 de julio, se organizase en Petrogrado y en las ciudades más importantes una manifestación de obreros y soldados, para demostrar a los enemigos la unidad y la fuerza de la democracia. La proposición, aunque dejó un poco perplejo al Congreso, fue aceptada.

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