Arte y revolución

Alexander Rodchenko, fundador del constructivismo ruso

La revolución rusa ganó el apoyo de múltiples artistas, movimientos previos se suman con sus experiencias

Por Esteban Peralta

Alexander Rodchenko es uno de los tantos ejemplos de artistas rusos que desde sus propios movimientos, previos a 1917, se suman con entusiasmo a la nueva experiencia revolucionaria.

Nace en San Petesburgo el 5 de diciembre de 1891. Inicia sus estudios y actividad como pintor aunque también experimenta diferentes técnicas como el collage, que toma de la escuela de la Bauhaus, cartelismo, diseño, pequeñas esculturas y películas pero a lo largo de su vida tendrá más afinidad por la fotografía. Es un gran innovador, fundamental representante de las vanguardias soviéticas y de ideas bolcheviques. Muere el 3 de diciembre de 1956 en Moscú, Rusia.

Antes de la revolución de octubre transita el futurismo, esto se nota en fotos posteriores a la revolución. La máquina símbolo de la modernidad, la geometría, la disposición de los objetos en el campo de trabajo, la línea articuladora del espacio, la repetición como creadora del ritmo y movimiento. Un arte ligado a la industria y despegado de la tradición. Un arte objetivo, ni descriptivo, ni narrativo.


Después de la guerra civil, y como consecuencia de una situación excepcional de hambre y miseria, se impulsa la NEP (Nueva Política Económica) que permite cierta competencia capitalista. Esto produce un auge de los carteles de propaganda. Carteles de propaganda política, los temas serían la problemática del campo, contra el capitalismo, y el proletariado. A partir de esta necesidad nace también la fotografía de propaganda soviética.

El fotomontaje es una influencia que toma de la Bauhaus, los dadaístas y otras vanguardias europeas. Un nuevo lenguaje que lo atrae mucho y será este el motivo que lo lleva a dedicarse por completo a la fotografía.

En los años 20, momento de auge artístico y donde se producen las primeras propuestas, en todas la artes, de lo que sería el verdadero constructivismo. Un nuevo lenguaje nace por y para la nueva sociedad soviética. Los nuevos edificios, los coches, los aviones, el teléfono, los postes y torres de electricidad son algunos de los temas que elige para desarrollarse en la fotografía junto algunos de sus contemporáneos.

Rodchenko dice: “el grupo debe demostrar que no hay transición evolucionista desde la pasada cultura artística hasta las formas comunistas de edificación constructiva.”

Ya no interesa el horizonte en la fotografía. Ahora libre de todo convencionalismo y gracias a las pequeñas cámaras Leica experimenta nuevos horizontes inclinados, fotos de árboles que parecen chimeneas de fábricas, perspectivas forzadas. No confundamos este cambio de horizontes y maneras de ver a través del lente con un, por ejemplo, manierismo esteticista ya que se trata de todo lo contrario, un análisis más profundo de los objetos que en ella aparecen, lo documental, que en la mayoría de retratos se concreta. Sólo aquello que realmente aporte algo, como los anteojos en el retrato de su madre, que agregan a la lectura de la imagen saber un poco más de su edad y su estado.

Estamos en una nueva era y la maquinaria es la protagonista. La nueva cámara llega para romper con el pasado de la tradición pictorialista principalmente con el enfoque. Alexander adopta la fotografía como medio de expresión ideal. Ya que para él es “mecánica, objetiva, por lo tanto, progresista”.

Cuando Stalin se asienta en el poder terminaría con estas políticas. Toda experimentación que busque nuevos puntos de vista para expresar políticas revolucionarias será mal recibida. Hacia 1928 Alexander recibe críticas y lo acusan de plagiar estilos europeos. Experimentación y vanguardia.

En 1932 será expulsado del Grupo Octubre por “formalismo burgués” y un año después se le prohíbe fotografiar sin un permiso. Sólo se le concede tomar retratos de su mujer y su hija, encargos de reportajes de propaganda y una serie de fotos circense. Este estricto control sobre los fotógrafos viene dado por la idea (compartida por los constructivistas) de que la fotografía es, más que un arte, una técnica objetiva; y como cualquier otro medio técnico, ha de ser controlado por el Estado.

Una mirada llena de fuerza y dinamismo es lo que aporta a la nueva fotografía de la época liberando los encuadres, buscar lo inesperado en los objetos cotidianos. Consejos que nunca faltan en un libro de fotografía.

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